Una madriguera para cambiar la historia
Viajar en el tiempo siempre ha sido uno de los deseos del hombre. Moverse a través de los años para visitar otras épocas o pararse a observar lo que vendrá en el futuro y, porque no, jugar a ser Dios, que personalmente, creo que es lo que ocurriría si tuviésemos la capacidad de hacer de Marty McFly en un momento dado. Doy por sentado, y me incluyo, que lo primero que haríamos si tuviésemos la capacidad de viajar atrás en el tiempo, sería utilizar ese avance en beneficio propio. Cambiar algo de nuestro pasado que nos marcó, que torció nuestro camino y que deseamos con todas nuestras fuerzas poder arreglarlo. ¿Quien no ha pensado alguna vez aquello de "si pudiera viajar atrás en el tiempo"?
Solucionados nuestros problemas personales, ¿qué tocaríamos del pasado que mejorara el presente? ¿Qué momento relevante estaríamos dispuestos a modificar, sabiendo lo que nos viene, para conseguir un futuro mejor?
11.22.63, basada en la novela homónima de Stephen King, parte de esa premisa. Una premisa que a mí siempre me ha parecido fascinante. La posibilidad de viajar atrás en el tiempo y evitar por todos los medios que suceda un hecho para cambiar la historia. En este caso, llegar a 1963 para evitar el asesinato de John F. Kennedy.
Jake Epping (James Franco), es un profesor con una vida rutinaria, un divorcio en proceso y con un viejo amigo, Al Templeton (Chris Cooper), que está a punto de contarle un maravilloso secreto. En su restaurante guarda una puerta temporal -una "madriguera" como él la llama- que transporta a un punto en concreto en el pasado. Quien entra a través del armario aparece en 1960. Después de varios intentos y debido a su delicado estado de salud, Al le cuenta a Jake el objetivo que guardan sus viajes en el tiempo: recabar la información necesaria y evitar a toda costa el asesinato de John F. Kennedy que ocurrirá tres años después. Prácticamente incapacitado para continuar con su complicada misión, Al le pedirá a Jake que sea él quien la lleve a cabo.
El arranque, con un piloto de 80 minutos, es prometedor. Tiene ritmo, engancha y está muy bien interpretado. Al margen de haber logrado una buena adaptación de la novela según dejan caer los que la han leído -no es mi caso-, la serie juega muy bien con el peligro de los viajes en el tiempo, aprovecha a la perfección un momento histórico sobre el que siempre ha planeado la sombra de la conspiración y se alimenta de una época tan maravillosa como es la década de los 60.
El piloto sirve perfectamente para situar al espectador en todo lo que va a rodear a esta increíble aventura. Y como hablamos de viajes en el tiempo, se dedicará a exponer los primeros pasos en el pasado y a ir desgranando las reglas del juego. Porque en este caso no tenemos un DeLorean -aunque en muchas ocasiones se nos venga a la cabeza Regreso al futuro- sino un armario que cuenta con una serie de particularidades. La regla de los dos minutos, la reticencia del pasado a ser modificado o la imposibilidad de volver atrás por la sencilla razón que una vez que se regresa al 2016 nada de lo que se ha hecho sirve. Volver al restaurante significa tener que entrar de nuevo y aparecer en 1960, desde el principio. Una especie de reseteo.
Junto a un James Franco al que se le ve muy cómodo en esta aventura de ciencia ficción, una Sarah Gadon bellísima, una gran ambientación, una escandalosa banda sonora y un ritmo muy bien llevado, 11.22.63 cuenta con otro punto a favor. Son en total 8 capítulos, por lo que la trama quedará cerrada y eso es algo que, a mí personalmente, me llama. Ocho capítulos en los que Jake Epping realizará un increíble viaje a 1960 donde contará con otra identidad, se verá obligado a integrarse, buscará un trabajo y realizará una exhaustiva investigación durante tres años para descubrir toda la verdad, evitar el asesinato de Kennedy y provocar un mejor futuro. Pero claro, eso no es llegar a 1960 y coser y cantar. ¿Apretó Lee Harvey Oswald el gatillo? ¿Estaba solo o fue todo una conspiración? ¿Evitar la muerte de JFK lleva a un futuro más prometedor?
Solucionados nuestros problemas personales, ¿qué tocaríamos del pasado que mejorara el presente? ¿Qué momento relevante estaríamos dispuestos a modificar, sabiendo lo que nos viene, para conseguir un futuro mejor?
11.22.63, basada en la novela homónima de Stephen King, parte de esa premisa. Una premisa que a mí siempre me ha parecido fascinante. La posibilidad de viajar atrás en el tiempo y evitar por todos los medios que suceda un hecho para cambiar la historia. En este caso, llegar a 1963 para evitar el asesinato de John F. Kennedy.
Jake Epping (James Franco), es un profesor con una vida rutinaria, un divorcio en proceso y con un viejo amigo, Al Templeton (Chris Cooper), que está a punto de contarle un maravilloso secreto. En su restaurante guarda una puerta temporal -una "madriguera" como él la llama- que transporta a un punto en concreto en el pasado. Quien entra a través del armario aparece en 1960. Después de varios intentos y debido a su delicado estado de salud, Al le cuenta a Jake el objetivo que guardan sus viajes en el tiempo: recabar la información necesaria y evitar a toda costa el asesinato de John F. Kennedy que ocurrirá tres años después. Prácticamente incapacitado para continuar con su complicada misión, Al le pedirá a Jake que sea él quien la lleve a cabo.
El arranque, con un piloto de 80 minutos, es prometedor. Tiene ritmo, engancha y está muy bien interpretado. Al margen de haber logrado una buena adaptación de la novela según dejan caer los que la han leído -no es mi caso-, la serie juega muy bien con el peligro de los viajes en el tiempo, aprovecha a la perfección un momento histórico sobre el que siempre ha planeado la sombra de la conspiración y se alimenta de una época tan maravillosa como es la década de los 60.
El piloto sirve perfectamente para situar al espectador en todo lo que va a rodear a esta increíble aventura. Y como hablamos de viajes en el tiempo, se dedicará a exponer los primeros pasos en el pasado y a ir desgranando las reglas del juego. Porque en este caso no tenemos un DeLorean -aunque en muchas ocasiones se nos venga a la cabeza Regreso al futuro- sino un armario que cuenta con una serie de particularidades. La regla de los dos minutos, la reticencia del pasado a ser modificado o la imposibilidad de volver atrás por la sencilla razón que una vez que se regresa al 2016 nada de lo que se ha hecho sirve. Volver al restaurante significa tener que entrar de nuevo y aparecer en 1960, desde el principio. Una especie de reseteo.
Junto a un James Franco al que se le ve muy cómodo en esta aventura de ciencia ficción, una Sarah Gadon bellísima, una gran ambientación, una escandalosa banda sonora y un ritmo muy bien llevado, 11.22.63 cuenta con otro punto a favor. Son en total 8 capítulos, por lo que la trama quedará cerrada y eso es algo que, a mí personalmente, me llama. Ocho capítulos en los que Jake Epping realizará un increíble viaje a 1960 donde contará con otra identidad, se verá obligado a integrarse, buscará un trabajo y realizará una exhaustiva investigación durante tres años para descubrir toda la verdad, evitar el asesinato de Kennedy y provocar un mejor futuro. Pero claro, eso no es llegar a 1960 y coser y cantar. ¿Apretó Lee Harvey Oswald el gatillo? ¿Estaba solo o fue todo una conspiración? ¿Evitar la muerte de JFK lleva a un futuro más prometedor?
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