Ponga un slasher en su vida
Traducida por estos lares como Las Últimas Supervivientes, ya desde su título esta comedia deja muy claras sus intenciones. La final girl es una figura esencial en el terror y más concretamente, en el slasher. El término, acuñado por Carol J. Clover en 1992, hace referencia a la última mujer con vida destinada a hacer frente al psycho killer de turno. Y cargárselo a poder ser, claro.
El título es el primero de los interminables guiños que encontramos en la película del debutante Todd Strauss-Schulson, un homenaje desenfadado y delirante al slasher ochentero en general y a Viernes 13 (Sean S. Cunningham, 1980) en particular, uno de los títulos que comenzó con la fiebre del subgénero.
The Final Girls se disfruta de principio a fin. Gamberra y con un guión brillante, nos propone un viaje nostálgico a aquellas películas con las que algunos crecimos y uno de esos juegos de cazar referencias que a mí particularmente me encantan. Y aquí referencias hay para dar y tomar. Y conseguir sacar una sonrisa.
La película de Strauss-Schulson también es un fantástico ejercicio de metacine, comparado hasta decir basta con La Cabaña en el Bosque (Drew Goddard, 2012), aunque tiene mucho más de aquella La Rosa Púrpura del Cairo (Woody Allen, 1985), la pisoteada El Último Gran Héroe (John McTiernan, 1993) y, por supuesto, Scream (Wes Craven, 1996).
La cinta arranca con el tráiler de Campamento Sangriento -película que también existe, nacida al rebufo de Viernes 13, aunque titulada Sleepaway Camp originalmente- una de esas numerosas historias sobre un grupo de chavales que pasan el verano fuera de casa y terminan soltando sangre a borbotones por obra y gracia de un psicópata sediento de venganza. Los cuatro protagonistas acudirán a una proyección especial con motivo del aniversario del famoso slasher y terminarán dentro de la película. Allí se toparán con los actores y con el peligroso Billy, una suerte de Jason Voorhees decidido a aniquilar a todo bicho viviente. Para entonces, el director ya ha tirado de tópicos y clichés para presentarnos al grupo de jóvenes estereotipados del género en 2015 que irán a juntarse con la chavalada estereotipada pero de 1980. Y están todos, claro, con las pocas virtudes y los mismos defectos aunque la brecha generacional sea ya bastante grande. El negro, la virgen tímida y tontita, la rubia salida, el cachas mononeuronal, la chica dura, el guaperas y el friki de turno. Cuando los estereotipos chocan el resultado es fantástico, como si los jóvenes de nuestros días se miraran al espejo y el reflejo fuese la juventud de los 80 que cumplía a la perfección los códigos de comportamiento para protagonizar una película de terror adolescente.
Para lograr que empatizemos con una banda de héroes cuyos diálogos y acciones son de lo más estúpido -quizá por eso nos gustan- Strauss-Schulson se ha rodeado de un elenco de jóvenes que cumplen a la perfección con el papel encomendado y algunos hasta de manera brillante. Por ahí está Taissa Farmiga -hija de Vera Farmiga y conocida por American Horror Story- que interpreta a la tímida y virginal Max, Malin Akerman -a la que vimos en Watchmen- como Nancy, Alexander Ludwig -Vikingos- como Chris, Angela Trimbur en el papel de una genial Tina o Nina Dobrev -Vampire Diaries- como la popular Vicki Summers.
En una época en la que el género parece muy estancado y sin nada que ofrecer, The Final Girls reivindica -consciente en su tono paródico y sin llegar a los excesos de otros productos del estilo de Scary Movie (Keenen Ivory Wayans, 2000)- toda una serie de cintas regidas por su propio código que, guste o no, forman parte de la historia del cine. Un regalo para los amantes del slasher envuelto en un tono muy ochentero, en ocasiones rozando lo kitsch, tan divertido y entrañable -ojo a ese momento del "Bette Davis Eyes" que uno no se puede quitar de la cabeza- que dan ganas de que no acabe nunca. Guarda muchas buenas escenas -impagable el momento flashback- y un final tan bien hilado como abierto a una posible secuela. Aunque se echa de menos más sangre y las siempre deseadas escenas picantes -otra de las características por excelencia del género- The Final Girls se gana por méritos propios haber sido una de las películas más aplaudidas del último Festival de Sitges.
Para lograr que empatizemos con una banda de héroes cuyos diálogos y acciones son de lo más estúpido -quizá por eso nos gustan- Strauss-Schulson se ha rodeado de un elenco de jóvenes que cumplen a la perfección con el papel encomendado y algunos hasta de manera brillante. Por ahí está Taissa Farmiga -hija de Vera Farmiga y conocida por American Horror Story- que interpreta a la tímida y virginal Max, Malin Akerman -a la que vimos en Watchmen- como Nancy, Alexander Ludwig -Vikingos- como Chris, Angela Trimbur en el papel de una genial Tina o Nina Dobrev -Vampire Diaries- como la popular Vicki Summers.
En una época en la que el género parece muy estancado y sin nada que ofrecer, The Final Girls reivindica -consciente en su tono paródico y sin llegar a los excesos de otros productos del estilo de Scary Movie (Keenen Ivory Wayans, 2000)- toda una serie de cintas regidas por su propio código que, guste o no, forman parte de la historia del cine. Un regalo para los amantes del slasher envuelto en un tono muy ochentero, en ocasiones rozando lo kitsch, tan divertido y entrañable -ojo a ese momento del "Bette Davis Eyes" que uno no se puede quitar de la cabeza- que dan ganas de que no acabe nunca. Guarda muchas buenas escenas -impagable el momento flashback- y un final tan bien hilado como abierto a una posible secuela. Aunque se echa de menos más sangre y las siempre deseadas escenas picantes -otra de las características por excelencia del género- The Final Girls se gana por méritos propios haber sido una de las películas más aplaudidas del último Festival de Sitges.
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