El bosque que ya hemos visto
The forest, aquí con el sobrenombre de El bosque de los suicidios, es el debut en el largo de Jason Zada, que llega apadrinado en las labores de producción por David S. Goyer, guionista de la trilogía de Batman de Christopher Nolan.
Aunque la cinta parte con un buen par de ideas se queda en un entretenimiento sin más en el que los sucesos se precipitan demasiado rápido, aunque en su conjunto termina siendo una película sencilla y efectiva.
La cinta toma como referencia las historias de fantasmas y almas torturadas orientales, ya bastante trilladas a estas alturas y un tanto desaprovechadas aquí, aunque sirven para un par de trucos que aunque demasiado vistos valen para un aprobado raspado de Zada en la dirección. Sin abusar de la estridencia musical, la película entra en un círculo bastante repetitivo donde a pesar del empeño de Natalie Dormer (Margaery Tyrell en Juego de Tronos) y de colocar un par de japoneses chungos por el camino no acaba de cuajar y prepara al espectador para un giro final que se pretende inesperado y que se huele desde el mismísimo Japón.
Si tomamos The forest como opción para un viernes por la noche, no se le puede negar que cumple con su cometido. Las hermanas gemelas y su conexión mística, unos cuantos flashbacks para meternos en la historia de su vida, un bosque legendario que ofrece la atmósfera perfecta, fantasmas que vagan por nuestro mundo, un viaje a la locura y a la frontera entre lo real y lo imaginario y un buen puñado de tópicos y clichés del género para intentar lograr un par de sobresaltos con los que mantener un mínimo de atención durante 90 minutos y después olvidar lo que hemos visto para siempre.
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