Adonis Johnson (Michael B. Jordan) es el hijo del legendario Apollo Creed, aunque nunca llegó a conocer a su padre. Decidido a iniciar su andadura en el boxeo pone rumbo a Filadelfia para buscar a Rocky Balboa (Sylvester Stallone) y conseguir que sea su entrenador.
Más allá de ser una película con el boxeo como telón de fondo, 'Creed' es otro viaje al significado de los conceptos de victoria y derrota, el paso del tiempo, el hacerse uno a sí mismo y el peso del legado. Y esta vez sí, el viaje funciona como merecido homenaje a todo un icono cinematográfico en un estado de coma tras sus últimas secuelas.
Ryan Coogler ('Fruitvale Station') sabe a lo que se enfrenta y firma una película sobria, excelentemente dirigida -hay dos maravillosos plano-secuencia- y, lo que es más importante, no intenta huir en ningún momento de la sombra de la cinta original. En sus dos últimas entregas -'Rocky V' y 'Rocky Balboa'- había un empeño en reflotar la imagen del héroe para devolverlo a sus días de gloria cuando, realmente, Rocky hacía tiempo que había dejado de ser un héroe en el ring para convertirse en una leyenda que, como todos, observa impasible el inexorable paso del tiempo.
Comprendido el punto de inflexión, reactivar la franquicia debía pasar obligatoriamente por la necesidad de situar a Rocky en la melancolía y la aceptación de su lugar en la historia más que en el hambre de gloria a través de la resurrección. Así 'Creed' funciona como una especie de adiós de un personaje mítico, un traspaso de conocimientos a un Michael B. Jordan dispuesto a recoger el guante y como una elegía casi perfecta repleta de guiños y referencias.
No hay momento en la película de Coogler que no nos recuerde a la original de 1976 de John G. Avildsen. Algo así como poco más de 130 minutos de subida y bajada constante por las escaleras del Museo del Arte de Filadelfia en compañía de la mítica banda sonora de Bill Conti. Un tour de force de la nostalgia ya desde su propio título, 'Creed', el apellido de Apollo, rival y amigo, muerto a manos de Ivan Drago, que se mueve con gran pulso narrativo entre un guión, todo sea dicho, no demasiado original, para contentar a fans del aroma del viejo Rocky y a nuevas generaciones.
En este pequeño regalo para la legión que creció al calor de los derechazos de Balboa, se erige Michael B. Jordan (Cuatro fantásticos) como el más que probable sucesor del famoso púgil en próximas entregas. Pero sobre todo, la vigorosa y entrañable melancolía viene del trabajo de Sylvester Stallone. Cada mirada, cada gesto y cada frase hacen que el espectador viaje atrás en el tiempo. Una interpretación dramática que puede servir, cosas de la vida, para recoger el Oscar 40 años después de interpretar por primera vez al boxeador que lo lanzó a la fama.
Ryan Coogler ('Fruitvale Station') sabe a lo que se enfrenta y firma una película sobria, excelentemente dirigida -hay dos maravillosos plano-secuencia- y, lo que es más importante, no intenta huir en ningún momento de la sombra de la cinta original. En sus dos últimas entregas -'Rocky V' y 'Rocky Balboa'- había un empeño en reflotar la imagen del héroe para devolverlo a sus días de gloria cuando, realmente, Rocky hacía tiempo que había dejado de ser un héroe en el ring para convertirse en una leyenda que, como todos, observa impasible el inexorable paso del tiempo.
Comprendido el punto de inflexión, reactivar la franquicia debía pasar obligatoriamente por la necesidad de situar a Rocky en la melancolía y la aceptación de su lugar en la historia más que en el hambre de gloria a través de la resurrección. Así 'Creed' funciona como una especie de adiós de un personaje mítico, un traspaso de conocimientos a un Michael B. Jordan dispuesto a recoger el guante y como una elegía casi perfecta repleta de guiños y referencias.
No hay momento en la película de Coogler que no nos recuerde a la original de 1976 de John G. Avildsen. Algo así como poco más de 130 minutos de subida y bajada constante por las escaleras del Museo del Arte de Filadelfia en compañía de la mítica banda sonora de Bill Conti. Un tour de force de la nostalgia ya desde su propio título, 'Creed', el apellido de Apollo, rival y amigo, muerto a manos de Ivan Drago, que se mueve con gran pulso narrativo entre un guión, todo sea dicho, no demasiado original, para contentar a fans del aroma del viejo Rocky y a nuevas generaciones.
En este pequeño regalo para la legión que creció al calor de los derechazos de Balboa, se erige Michael B. Jordan (Cuatro fantásticos) como el más que probable sucesor del famoso púgil en próximas entregas. Pero sobre todo, la vigorosa y entrañable melancolía viene del trabajo de Sylvester Stallone. Cada mirada, cada gesto y cada frase hacen que el espectador viaje atrás en el tiempo. Una interpretación dramática que puede servir, cosas de la vida, para recoger el Oscar 40 años después de interpretar por primera vez al boxeador que lo lanzó a la fama.
Título original: Creed / Año: 2015
Duración: 132 min. / Nacionalidad: USA
Director: Ryan Coogler
Guión: Ryan Coogler y Aaron Covington
Producción: MGM y Warner Bros.
Fotografía: Maryse Alberti / Música: Ludwig Göransson
Intérpretes: Michael B. Jordan, Sylvester Stallone, Tessa Thompson, Phylicia Rassad, Will Blagrove, Juan Pablo Veza, Andre Ward, Phillip Greene, Manny Ayala
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